"La obligatoriedad del contrato fue desde sus orígenes el broche dorado de la teoría contractual clásica que siempre estuvo, y en gran medida sigue estando, estructurada a la manera de un triángulo equilátero compuesto por tres lados equivalentes. Veamos un poco más detenidamente esta figura triangular. Un eje asegura el predominio de la autonomía de la voluntad, el otro la libertad de contratación y, por último, un tercer lado garantiza la obligatoriedad de la palabra empeñada en el contrato libremente celebrado. Dicho de otro modo: la teoría general del contrato paritario se organizó a partir de tres ficciones: la del sujeto autónomo, la del sujeto libre y la del sujeto responsable.
En este breve ensayo se intenta explicar cómo, hasta diría que involuntariamente, estamos transitando el fin de una teoría general del contrato y el comienzo de una nueva forma de intercambio de bienes y servicios. La nueva contratación se basa en reglas distintas, y en algunos casos opuestas, a las tradicionales."
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