Definición de Buenas Prácticas
Una buena práctica es una experiencia exitosa que ha sido probada y replicada en diferentes contextos y, por lo tanto, puede recomendarse como modelo. Merece ser compartido para que una gran cantidad de personas puedan adaptarlo y adoptarlo.
Una buena práctica no es tan sólo una práctica que se define buena en sí misma, sino que es una práctica que se ha demostrado que funciona bien y produce buenos resultados, y, por lo tanto, se recomienda como modelo. Se trata de una experiencia exitosa, que ha sido probada y validada, en un sentido amplio, que se ha repetido y que merece ser compartida con el fin de ser adoptada por el mayor número posible de personas.
¿Por qué documentar y compartir las buenas prácticas?
Documentar e intercambiar buenas prácticas permite a una organización aprender de sus propias experiencias y de la de otros. Esos conocimientos pueden convertirlos en medidas concretas y fortalecer sus capacidades para mejorar los resultados y responder más rápida y eficazmente a los diversos cambios que pudieran producirse.
Si no se toman medidas para analizar, sistematizar y compartir los conocimientos adquiridos con los programas y proyectos, es posible que los errores se repitan, se olviden las experiencias positivas y se pierdan oportunidades de mejorar las prácticas.
La evolución de una buena práctica
Una buena práctica suele evolucionar en cuatro etapas. Al principio, una innovación potencial realizada como experiencia piloto o técnica o tecnología innovadora parece tener resultados mínimos. Después de experimentarla varias veces en un determinado contexto, se convierte en una práctica prometedora; es decir, en una práctica que tiene éxito en su contexto específico pero constituiría un riesgo aplicarla en un contexto distinto. Por último, cuando haya arrojado resultados positivos en diversas réplicas y contextos se la podrá calificar como buena práctica, plausible de ser compartida ampliamente para que otros puedan adaptarla y adoptarla. En algunos casos una buena práctica puede evolucionar e institucionalizarse, por ejemplo, cuando se convierte en la base que sustenta la formulación de una nueva política o norma.
Para recoger una buena práctica es necesario iniciar el proceso de documentación desde las etapas iniciales, cuando la práctica es todavía una innovación potencial.
El proceso de captación y difusión de una buena práctica:
Criterios para su identificación
Efectiva y exitosa:
Una “buena práctica” ha demostrado
su pertinencia estratégica como medio más eficaz para obtener un objetivo específico, ha sido adoptada con éxito y ha tenido un impacto positivo en los individuos y/o en las organizaciones.
Sostenible, desde el punto de vista ambiental, económico y social:
Una “buena práctica” satisface las necesidades actuales, en particular las necesidades esenciales de los usuarios, sin comprometer la capacidad para hacer frente a las necesidades futuras.
Técnicamente posible:
La viabilidad técnica constituye la base de una “buena práctica”: es fácil de aprender y de aplicar.
Es el resultado de un proceso participativo:
Los enfoques participativos son esenciales porque generan un sentido de pertenencia de las decisiones y de las acciones.
Replicable y adaptable:
Una “buena práctica” tiene que tener un potencial de repetición y, por lo tanto, debe ser adaptable a objetivos similares en diversas situaciones o contextos.
Reduce los riesgos:
Una “buena práctica” contribuye a la reducción de los riesgos.
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